Cada 17 de noviembre, el Ministerio de Salud (Minsa) conmemora el Día Mundial del Cáncer de Pulmón con el objetivo de fortalecer la sensibilización en la población sobre los factores de riesgo y las medidas preventivas para evitar esta enfermedad.
A nivel mundial, el cáncer de pulmón es la neoplasia más frecuente en ambos sexos, seguido del cáncer de mama, colon y recto, estómago e hígado. Afecta con más frecuencia a las personas entre los 50 a 60 años, siendo el tabaquismo el factor de riesgo más asociado al desarrollo de este tipo de cáncer. Es más frecuente entre las personas de sexo masculino, sin embargo, la prevalencia en el sexo femenino se ha incrementado en los últimos años.
Es por ello que el Minsa, a través de la Dirección de Prevención y Control del Cáncer (Dpcan) viene fortaleciendo políticas de prevención en la población; promoviendo estilos de vida saludable; fomentando el cese del consumo de tabaco, particularmente en jóvenes y adultos jóvenes; difundiendo la práctica habitual de ejercicios y una dieta saludable.
En ese sentido, el director de la Dpcan, Dr. Víctor Palacios resaltó que el diagnóstico temprano del cáncer de pulmón es el clave importante para el éxito en su tratamiento, ya que no se cuenta con síntomas específicos para la etapa temprano del cáncer pulmonar. Sin embargo, si la persona presenta tos persistente, esputo con sangre, dolor en el pecho, cambio de voz, y neumonía o bronquitis recurrente debe acudir a su centro de salud más cercano.
FACTORES DE RIESGO
Los factores que aumentan el riesgo de cáncer de pulmón son diversos, entre ellos podemos mencionar: fumar (especialmente cigarrillos, pipas, cigarros); humo de segunda mano (fumadores pasivos) y contaminación ambiental; antecedentes familiares de cáncer de pulmón; exposición al radón, exposición ocupacional a carcinógenos pulmonares: asbestos, cromo, cadmio, arsénico; radiación y pintura.
Por ello, el Minsa recomendó a las personas evitar permanecer en lugares donde las personas tienen el hábito de fumar, evitar fumar tabaco y estar en contacto con productos químicos tóxicos, agentes contaminantes o radiación. Además, practicar algún tipo de deporte y alimentarse de forma adecuada, introduciendo a la dieta diaria más frutas vegetales, legumbres, granos y proteínas.