La prueba más eficaz para detectar la presencia de coronavirus necesita de personal de salud idóneo, como Isabel Fernández (56), técnica de laboratorio del Instituto Nacional de Salud (INS) que ha tomado más de 1000 muestras moleculares e incluso, atendió al primer caso de COVID-19 detectado en el país, más conocido como ‘caso cero’, informó el Ministerio de Salud (Minsa).
Fernández es consciente que su trabajo representa un alto riesgo para su salud, pero el no haberse contagiado hasta la fecha de coronavirus, significa para ella una clara evidencia de que todos los protocolos de bioseguridad que establece al ejercer su labor dan resultados.
«Cuando empezó la pandemia, había mucho temor por parte del personal de salud para hacer los hisopados nasofaríngeos, yo también escuchaba información que venía del extranjero a cada momento. Estábamos así hasta que me proponen tomar la primera muestra de COVID-19 en el país, me preocupé, pero inmediatamente dije “yo misma soy” porque he elegido esta vocación para salvar vidas, así que me capacitaron», relató Fernández.
En la actualidad, Isabel es una experta en la introducción del largo hisopo en la nariz y faringe de las personas. Con esa destreza que solo lo da la experiencia, ella lleva el palito con extremos de algodón hasta lo más hondo de la cabeza, causando la menor molestia posible.
«Desde que empieza el procedimiento, voy entrenando al paciente para que no tenga miedo o le pierda temor a la prueba. Mi estrategia es hablarle para que la exploración con movimientos rotatorios acabe rápido y sin mayores inconvenientes», detalló.
Pero su trabajo no termina allí, debe asegurarse de la óptima conservación y el traslado de las muestras biológicas, los mismos que deben cumplir con la Norma Técnica de Salud sobre Preparación, Embalaje y Documentación para el Transporte Seguro de Sustancias.
Fernández tiene 36 años de servicio y cuenta que, anteriormente, ha sido capacitada en la toma de muestras para detectar el ébola y la chikungunya. Asimismo, ha viajado hasta los rincones más remotos del país, sumándose a los equipos técnicos que tienen a su cargo los proyectos de investigación impulsados por el INS.
«El personal de la salud siempre tiene que usar su equipo de protección personal y lavarse correctamente las manos luego del proceso y embalaje de la muestra. Sin embargo, cuando vamos a lugares donde es difícil acceder a un lavador, usamos el agua del río y llevamos nuestro frasco de alcohol», señaló Fernández, quien ahora -con sus conocimientos y experiencia- se encarga de capacitar a sus colegas.