En un pequeño caserío del distrito Sauce, en San Martín, Jhonatan nació rodeado de amor y esperanza. Sin embargo, a los pocos meses de vida, su madre, Candelaria Vásquez Mego, notó que algo no andaba bien. «Estaba muy preocupada por su salud, lo llevamos al Centro de Salud de Sauce y luego al Hospital de Tarapoto. Fue ahí donde nos dijeron que mi bebé tenía leucemia», recuerda.
El diagnóstico fue devastador, pero también marcó el inicio de una larga y difícil travesía. Jhonatan fue trasladado al Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) en Lima, donde confirmaron que necesitaba un trasplante de médula ósea para vencer el cáncer. Pese a los exámenes exhaustivos, ninguna de sus tres hermanas mayores ni sus padres resultaron compatibles. «Sentí que el mundo se me venía abajo, pero no podía perder la esperanza», comenta la madre.Sin embargo, gracias a la colaboración del Ministerio de Salud (Minsa), a través del Fondo Intangible Solidario de Salud (Fissal), inició la búsqueda de un donante no emparentado. Fue una espera angustiosa de dos años y medio hasta que finalmente llegó la noticia tan esperada: un donante 100 % compatible había sido encontrado en el extranjero. «Cuando me dijeron que habían encontrado un donante, me alegré mucho. Los médicos me aseguraron que mi hijo iba a estar mucho mejor, que se iba a sanar. Y así fue», relató la mamá del pequeño con una sonrisa de alivio.Gracias al financiamiento de Fissal, ambos viajaron a Argentina en marzo del año pasado. El trasplante se realizó en el Hospital Universitario Austral, un centro de salud con el que Fissal tiene un convenio. «No tuve que preocuparme por los gastos. El SIS, a través de Fissal, cubrió todo, desde los pasajes hasta la estadía en Argentina», destacando la importancia del seguro integral de salud.El trasplante fue un éxito y, poco a poco, Jhonatan comenzó a recuperarse. El 4 de octubre pasado, madre e hijo regresaron a Lima, donde continúan con controles periódicos que confirman la buena salud del pequeño. «Verlo recuperado es un milagro. No tengo palabras para agradecer a la persona que donó su médula ósea, porque gracias a su generosidad, mi hijo está vivo», dice Candelaria, emocionada.La historia de Jhonatan es solo una de muchas que reflejan el impacto positivo del trabajo conjunto entre el Minsa y Fissal. Durante la semana en que se conmemora el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos, se destaca que Fissal ha financiado integralmente trasplantes de médula ósea, riñón e hígado para numerosos asegurados.Desde 2019, se han realizado 570 trasplantes de médula ósea, 131 de ellos en niños, en el INEN, el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) San Borja y el hospital Dos de Mayo, además del Hospital Universitario Austral en Argentina.El esfuerzo coordinado no solo ha salvado vidas, sino que también ha brindado esperanza a muchas familias peruanas. En cada rincón del país, el Minsa, a través del SIS sigue trabajando para que más historias como la de Jhonatan sean posibles, reafirmando su compromiso con la salud y la vida de todos los peruanos.