Cuando los médicos le dijeron a Kevin Pingo Aguilar, de 28 años de edad, que lo único que podía mejorar la salud de su hijo de 2 años era conseguir un hígado nuevo, el joven padre fue el primero en ofrecerse como donante y, gracias a que fue compatible, pudo salvarle la vida a su pequeño.
El hijo de Kevin, el menor Kael, presentó falla hepática fulminante y necesitaba un trasplante urgente. Los vómitos y dolor abdominal que sufría no cesaban. Su salud desmejoró en poco tiempo.
Luego de pasar por los exámenes correspondientes, los médicos del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) San Borja le explicaron a Kevin que, al ser compatible con su hijo, sí se podía hacer el trasplante hepático.
Es así que el pasado 11 de agosto se realizó la operación, en la que una parte del hígado del padre fue trasplantado al pequeño en mención. Actualmente, ambos se recuperan favorablemente.
A Kael, el personal de salud lo llama “Torito”, ya que a su corta edad ha soportado cuatro operaciones, además del trasplante hepático. Su historia recuerda el gran acto de amor que es donar órganos y tejidos para mejorar o salvar la vida de miles de personas que esperan un trasplante.
El Ministerio de Salud recuerda que todas las personas pueden ser donantes de órganos, incluso en vida. Para manifestar esa voluntad, se debe colocar “Sí” a la donación en el documento nacional de identidad (DNI) y la familia debe respetar la voluntad de su ser querido.
Hasta la fecha, se han realizado 360 trasplantes de órganos y tejidos y se han generado 35 donantes de órganos, cuyas familias autorizaron la donación o decidieron respetar la voluntad de sus seres queridos, quienes en vida pusieron “Sí” a la donación en su DNI. Aunque se avanza, esto no es suficiente, ya que hay más de 6000 personas, entre niños y adultos, esperando un trasplante.